Hoy celebramos a la primera entrenadora de la vida. Esa que madruga, prepara la lonchera, alista los guayos y siempre tiene una palabra de aliento antes del partido.
Detrás de cada jugador hay una mamá que acompaña, anima y sueña con él. Una mamá que corre con ellos, que los espera bajo la lluvia, que grita los goles como propios y que nunca deja de creer.
Gracias por ser apoyo, alegría y ejemplo dentro y fuera de la cancha. Gracias por estar ahí, en cada pase, en cada caída y en cada victoria.